1. Recuperación de recursos o cadenas de valor interconectadas
Dentro de la economía circular, son actividades centradas en el reciclaje de residuos, materiales o recursos. Es un poco el concepto “de la cuna a la cuna” (cradle to cradle). Lo que persigue es defender una fabricación que tenga en cuenta no sólo la elaboración sino también el final de la vida del producto.
Plástico y vidrio. Son dos de los sectores que más desarrollado tienen todo el proceso de reciclaje y donde más salida se le está dando al residuo. En plástico, aquí van dos ejemplos: por un lado, Ecoalf, empresa que utiliza materiales reciclados para crear moda sostenible.
En cuanto al vidrio, fue uno de los primeros productos en recogerse y reciclarse en nuestro país. En este sector, todo lo que sea implementar sistemas de separación de vidrio puede ser muy útil.
Papel. Como explica Gala Freixa, cofundadora y COO de Sheedo, “la clave está en el aprovechamiento de la materia prima. Nosotros hemos sustituido el papel de usar y tirar por el de usar y plantar. Nuestro papel está fabricado artesanalmente con fibras de algodón recicladas de la industria textil. El resultado es un papel 100% sostenible. Además, tiene semillas en su composición, lo que permite plantarlo tras su uso”.
Residuos urbanos. Hay una gran oportunidad para aprovechar los deshechos de la ciudad, explica Guillaume Teyssie, quien fuera cofundador y CEO de Aquapioneers. “Para tener éxito en estos modelos de negocio, hay que identificar un deshecho urbano y darle otro valor”, señalaba.
En Bioibérica, por ejemplo, aprovechan las materias primas orgánicas en fármacos, productos veterinarios y soluciones para la salud vegetal o Neiker que probó cenizas de la biomasa como fertilizante.
Cultivos sostenibles. Uno de los modelos de cultivo que mejor representa la economía circular es el cultivo acuopónico: combina la acuicultura tradicional (cuidado de peces) con la hidroponia (cultivos sin tierra). Se basan en la utilización de los residuos generados en las casas para huertos y piscifactorías y viceversa. Otros residuos que se utilizan en agricultura son los posos de café o los residuos de cerveza.
Granjas circulares. Cada vez hay más propuestas de este tipo que lo que persiguen, como su nombre indica, es cerrar el círculo dentro de las propias instalaciones: producir el pienso con el que alimentan a sus animales, elaborar productos a partir de la materia prima obtenida en sus instalaciones –ya sea de la tierra o de los animales–, reutilizar los residuos para generar abono, compostaje y demás y venderlo al cliente final.
Es lo que llevaron a cabo, por ejemplo, en Dehesa El Milagro donde tienen en cuenta tanto la energía, el suelo, como los cultivos, el reciclaje de los residuos, la reutilización… Y eso lo trasladan a distintas empresas que se convierten en satélites a pequeña escala.
2. Recursos duraderos
Son aquellos que se regeneran y pueden ser para siempre, del tipo energías renovables o productos bioquímicos, que representan el 40% del total de la cadena de valor de la economía circular, según Accenture, que también lo llama suministro circular. Aquí podemos ver ejemplos de oportunidades muy distintos:
Construcciones inteligentes. En este sector, por ejemplo, es necesario potenciar el mercado de residuos de construcción y demolición para que puedan ser tratados y reutilizados. Encontramos un buen ejemplo en la industria cementera española, que ha realizado una gran transformación con la sostenibilidad como eje. Prácticamente todas las fábricas que hay en España han abordado una recuperación energética: usando sustitutos de materias primas y de combustibles fósiles en sus procesos productivos.
Biorrefinerías. José García, técnico de gestión en AINIA, apuesta por la prevalencia de este concepto: “Hace años se empezó a trabajar en esta idea para producir energía aprovechando los residuos y ahora se hacen modelos integrales en línea con la refinería petrolífera: buscan cómo aprovechar al máximo un producto en diferentes actividades circulares. Por ejemplo, de un subproducto agrícola, obtengo la parte sólida a modo de abono y de la líquida aprovecho el biogás”. Es posible que estas instalaciones requieran inversiones altas de capital, pero hay muchos servicios secundarios que pueden ser aprovechados por las pymes (desarrollo de software, tratamiento de datos, sensores…)
Biotecnologías. A nivel biotecnológico se están desarrollando varios proyectos para obtener energía a partir de residuos. Desde Asebio apuntaban algunos: Proyecto Clambler (productos agroalimentarios para convertirlos en biomasa); Leitat (transforma aguas residuales en biogás); Gaiker IK4 (transforma aceite doméstico en biodiésel); NekerTecnalia y Cemitec, (convierte semilla de colza en biocombustibles).
3. Extender la vida del producto
Hablamos aquí de actividades de reparación, reutilización y reaprovechamiento. se trata de trabajar con el ciclo de vida del producto para extender su tiempo en vida o, como aclara José García, de AINIA, “de ir a por el ahorro, la mejor gestión es aprovechar mejor lo que ya tengo porque es lo más económico y tiene un retorno inmediato. Si tengo un edificio que despilfarra recursos, cualquier solución que corrija ese derroche va a ser bienvenida”.
Reaprovechamiento de objetos. Una idea interesante en este ámbito la encontramos en Patagonia, firma textil que se hizo famosa en 2011 por su campaña Don,t buy this jacket, que criticaba el consumismo masivo. Fabrican sus productos a partir de materiales orgánicos y reciclados con el objetivo de prolongar al máximo su durabilidad y da consejos para que sus clientes puedan mantener sus prendas el mayor tiempo posible y en el mejor estado.
Reparación. Salen a la luz viejos oficios como podría ser el de la costura. ¿Por qué tirar la ropa a la basura cuando tiene una tara? ¿No se puede reparar? También la reparación de electrodomésticos o de coches.
Productos modulares. “Es la economía de la funcionalidad: ofrecer al consumidor la oportunidad de modificar su producto para ampliar su vida útil”, apunta Freixa. Un ejemplo es Fairphone, que lanzó en su momento el primer teléfono móvil modular del mundo pensado para que dure el máximo tiempo simplemente añadiéndole prestaciones o módulos.
Segunda mano. Todo lo que sea volver a introducir objetos en la economía se integra en la economía circular y es cada vez mejor visto por el consumidor, de ahí el boom de propuestas como Wallapop o Percentil.
4. Formación y preparación del consumidor
Oportunidades que hay dentro de este área:
Agencias de comunicación y ‘branding’, que ayuden a poner en valor entre los consumidores los nuevos productos de la economía circular y creen conciencia. “Hay que venderlo como una gran experiencia para el consumidor, generarle felicidad con tu producto y relacionar la economía circular con todo lo que tenga que ver con eco-cool”, explica Freixa.
Elaboración de guías y manuales de uso. Especializarte en blogs y tutoriales en formación medioambiental, aprovechamiento casero de residuos o eficiencia energética, formación y sensibilización, guías de uso…
Consultorías especializadas para ayudar a las pymes y las colectividades a ser más eficientes en materia de recursos y a reciclar mejor los residuos. También puede incluir asesoramiento personalizado y especializado en autoproducción y almacenaje para el autoabastecimiento de energía.
5. Desarrollo de tecnología para el sector
Hay mucha economía de apoyo vía soporte tecnológico que puede ser aprovechada por emprendedores. Aquí van algunos ejemplos:
‘Software’ de clasificación. De plásticos, hay mucho plástico producido y hay que evitar que se degrade. Hacer un bioplástico puede ser complejo, pero sí puedes hacer software o tecnologías que permitan un sistema de clasificación. Es una opción válida también para vidrio.
Soluciones personalizadas. Diseña indicadores de eficiencia adaptados a los diferentes productos que requiera una industria porque, como señalaba la CEOE en su momento, “las soluciones para cada material deben elaborarse a medida”.
Tecnología 4.0. Robótica, IoT, realidad aumentada, inteligencia artificial… Las últimas tecnologías pueden contribuir a mejorar la gestión de residuos: sensores para contenedores, herramientas que faciliten el transporte, simuladores, big data…
‘Software’ que incremente la eficiencia. Además de desarrollar software directo para la economía circular, también hay muchas oportunidades para desarrollar software que mejore la eficiencia en costes y en procesos.
6. Plataformas para compartir y productos por servicios
La economía colaborativa permite el aprovechamiento y la reutilización de un recurso infrautilizado. En esencia consiste en sustituir la filosofía de comprar y poseer por la de usar. La clave, identifica objetos/servicios infrautilizados.
Aprovechamiento de los espacios. Hay multitud de oficinas, garajes, locales, pisos que están siendo infrautilizados la mayor parte del tiempo.
Plataformas de intercambio de maquinaria y herramienta. Floow2 es una plataforma B2B para compartir equipos que no se utilizan (maquinaria, tecnología, herramientas…).
Préstamos de objetos entre particulares. Existen distintas aplicaciones que permiten el préstamo de objetos entre particulares. Esta era, por ejemplo, la propuesta con la que trató de posicionarse Lendi.
Movilidad. En la movilidad hay un crecimiento potencial enorme: todo el mundo necesita moverse y se calcula que el coche está parado un 92% de su tiempo. “Cuando una persona compra un coche, tiene unos gastos de 4.000 euros al año y con el carsharing puede recuperar parte de ese dinero. A nivel medioambiental, un coche compartido supone una reducción de emisiones de hasta 20 coches en propiedad.
Productos como servicio. Consiste en ofrecer a clientes servicios de pago por un producto manteniendo la propiedad del mismo. En tecnología, un ejemplo claro es el conocido como Software as a Service. A nivel físico, ahí están los modelos como Car2Go, eCooltra…
Talento compartido. Cada vez hay más proyectos que apuestan por compartir talento o conocimientos, como es el caso de Colabora.
Fuente: Emprendedores