Los molcajetes elaborados en comunidades de Guanajuato fueron internacionalizados y ahora se venden en España, Australia, Estados Unidos, Arabia Saudita y Hong Kong, con precios de los 150 a más de 300 dólares.
“Un molcajete, que se vendía por 5 dólares, hoy lo vendemos por más de 300 dólares en más de 20 países”, revela Luis Ernesto Rojas Ávila, director general de Coordinadora de Fomento al Comercio Exterior (Cofoce) del Gobierno de Guanajuato.
Más allá de los números, lo que hay en el fondo de las ventas a ese precio en el mercado internacional es la transformación de la vida de una comunidad porque se le da entrada a la verdadera generación de riqueza, cuenta el funcionario a Forbes México.
La primera exportación a Hong Kong de molcajetes labrados por artesanos guanajuatenses fue realizada el año pasado, cuando también se vendieron al exterior más de 20 millones de pares de zapatos, según la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (Caaarem).
Este organismo destaca que Guanajuato exportó 500 millones de dólares de calzado el año pasado.
“Hoy realmente la digitalización nos ha permitido llegar a lugares inimaginables, como vender molcajetes en Hong Kong, vender calzado en Arabia Saudita y vender calzado en Vietnam, cuando antes les teníamos miedo hoy les vendemos”, expresa Rojas Ávila.
Creada en 1992 para aprovechar las oportunidades abiertas por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la Coordinadora de Fomento al Comercio Exterior ayuda hoy a mil 700 empresas exportadoras dedicadas a la producción y fabricación de artesanías, autopartes, automotriz, aeronáutico, aeroespacial y tecnologías de información.
Un grupo de 80 expertos de la Cofoce en marketing digital, negocios digitales y comercio internacional se dedican a trazar, de la mano de las empresas, planes de exportación e internacionalización a la medida.
A cada una de las empresas asesoradas por la Cofoce se le abre un expediente y se traza una meta de ventas en el mercado internacional, con un enfoque en la diversificación.
En 2018, la Coordinadora de Fomento al Comercio Exterior apoyaba a mil empresas exportadoras y cuatro años después ya tenía un padrón de mil 700 compañías con operaciones en el extranjero.
“Hemos crecido en más de un 70% en el número de empresas exportadoras apoyadas”, comenta el director de Cofoce, quien destaca que ha habido un aprendizaje de “no exportar por exportar”.
“Eso es un tema bien importante, porque no es exportar por exportar. ¿A qué me refiero con esto? A que oportunidades hay muchísimas, pero nos hemos vuelto muy selectivos”, expresa el encargado de promover lo hecho en Guanajuato por el mundo.
Internacionalización vs. exportación
Luis Ernesto Rojas Ávila añade que el comercio exterior no es un tema elitista, sino selectivo.
“Lo que estamos buscando, y ha sido la bandera de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo (gobernador de Guanajuato), es apostarle al valor agregado, a la diferenciación, a la manufactura y a que sean proyectos que ya no vendemos un par de zapatos en 20 dólares, sino donde el margen utilidades sea un 10% o 15%”, manifiesta.
Así, explica, ya no se le vende al mercado tradicional de Estados Unidos, sino que se comercializan marcas propias, diseños, narrativa y valor agregado a 40 o 50 países a través del mercado digital.
“La exportación es un término pasado de moda en Guanajuato. Para nosotros el verdadero reto es la internacionalización, que es muy diferente a exportar, yo puedo exportar porque el tipo de cambio me favorece, porque China ahorita trae un quebranto y está enfrentando otros retos y entro al mercado internacional, pero eso no me va garantizar que yo realmente tenga permanencia”, comenta el director general de Cofoce.
Recuerda que empresas ganadoras del premio nacional de exportación hoy ya no existen o han quebrado porque “la exportación no te garantiza una estabilidad a futuro”.
La internacionalización sí garantiza una estabilidad a futuro y que llegue el producto al mercado mundial con una marca, con los canales de distribución, con una narrativa propia, con un producto de valor agregado que compite por ser diferente y no por precio, precisa Rojas Ávila.
La nueva narrativa del molcajete
Las plataformas virtuales y la digitalización permiten ya contar una narrativa, agrega el funcionario.
“Cuando la gente se mete a la página de internet y te compra un molcajete puede ver la vida del artesano, trayectoria y el significado histórico y milenario de México”.
También se puede exponer una narrativa en donde se le platica al comprador spbre Guanajuato y Comonfort, comunidad donde se elaboran los molcajetes que se exportan.
“Al final compran un pedacito de México, un pedacito de Guanajuato y un pedacito de la vida de los artesanos”.
“Ya estás comprando una historia y no estás comprando una piedra para hacer salsas, que ni siquiera creo que las hagan en Hong Kong”, señala Rojas Ávila, quien añade que a través de los reviews de la página se dieron cuenta que los compradores presumen los molcajetes a sus amigos.
Los artesanos de Comonfort fabrican molcajetes, pero en lugar de ser piedra, ahora se manufacturan con cerámica de alta temperatura y hechos por un maestro. “Tú compras una pieza de cerámica con alfarería”.
De esta forma, se fabrican molcajetes sexys, atractivos y se cuenta la narrativa.
“Comenzamos picando piedra con el molcajete, después nos preguntamos qué hacemos con la chamarras y tequila. Ahora estamos trabajando ya este año con la miel, con productores de jabones y otras comunidades”.
México es riquísimo en manifestaciones artísticas y culturales, pero no se han conectado a la digitalización, advierte el director general de la Cofoce.
“Se quiere seguir vendiendo en las esquinas en los mercados y eso no va a llevar a la comunidad a la transformación”, señala el funcionario.
Fuente: Forbes México